Desde el año 2000, prácticamente, aunque los turistas en busca de lo exótico y extraño continúen peregrinando a Capilla del Monte y su mítico cerro Uritorco, en la provincia de Córdoba, otro lugar de la dilatada geografía argentina parece haber concitado el interés de las inteligencias extraterrestres: la provincia de Salta, “la linda”. En ella, un pueblo mágico que parece congelado en una postal nostálgica de la Colonia: Cachi. Y en sus cercanías, un “seismil”, es decir, una montaña de más de 6.000 metros de altura: el Nevado de Cachi.
Desde hace tantos años, escribíamos, los OVNIs aparecen casi semanalmente sobre un poblado pequeño, de unos 9.000 habitantes, donde ya se ha hecho casi común ver extrañas luces en el cielo nocturno e, incluso, seres no humanos caminando por sus alrededores. Pero todas estas historias difícilmente habrían trascendido más allá de los medios locales si el tesón infatigable de un hijo de esas tierras, Antonio Zuleta, no las ubicara en el plano de la atención mundial especializada, al punto que científicos de distintas partes del planeta se han desplazado hasta allá para entrevistarlo, recoger sus evidencias fotográficas y fílmicas, y regresar absolutamente confundidos y maravillados.
Antonio Zuleta es guía de montaña. Como tal, hay pocas altas cumbres que no hayan sido holladas por su pie. Desde el Aconcagua al mismo Nevado de Cachi, al que ascendiera ya ocho veces y realizara la hazaña de pernoctar en su cumbre eternamente azotada por el “viento blanco”, esa mortal combinación de viento y nieve, y temperaturas que aún en verano descienden a veinte grados bajo cero. Y fue en el marco de esas expediciones que comenzó a vivir sus increíbles experiencias. La misma primera noche que pernoctó en el Nevado, la absoluta oscuridad de la soledad motañesa se vio arrasada por una fortísima luz que paso sobre él. Al asomarse de su carpa, esa luz brillante, que iluminaba el panorama, se alejaba rumbo a Chile…
Más testimonios
La respetabilidad de Zuleta entre los locales y el afecto y admiración de ovnílogos de todo el país lo ha transformado en un verdadero referente. Conduce un programa en una Fm local sobre este tema y es en ese contexto que, tímidamente primero, con más confianza después, numerosos vecinos sae acercaron y acercan a relatarle su testimonio. Como el de la familia Mamaní, unos “puesteros” a una decena de kilómetros de Cachi, que sin radio ni televisión trabajan la tierra, cuidan sus animales y crían sus numerosos hijos casi aislados del mundo. Fue en ocasión de asistir los padres a una reunión comunal cuando, al regresar al hogar, descubren a todos sus hijos aterrorizados y llorando porque dos grupos de “enanos”, unos vestidos con trajes brillantes y otros de color azul, bajaron del monte, se acercaron a revolver los utensilios de la casa mientras, trepados al techo y temblando en silencio, los niños esperaron que abandonaran el aterrador acoso. Minutos antes, un tío, viviendo a unos kilómetros de distancia, había observado dos extrañas luces, en pleno día, una de color azul, la otra roja, descendiendo sobre una ladera de la montaña…
O el extraño aterrizaje en una ruta, que literalmente “derritió” el asfalto (tal como se aprecia en la fotografía) con una temperatura imposible de reproducir si se tratara de un fraude.
Todos estos y muchos testimonios más fueron preservados del olvido por un trabajo ingente del propio Zuleta, quien a su propia costa editó un artesanal libro titulado “Nevado de Cachi – Base Extraterrestre”.
La propia Municipalidad de Cachi ha avalado su trabajo, que ha tenido repercusión en medios nacionales gráficos y televisivos. Lejania geográfica de ese bello rinción de nuestro país le ha preservado –afortunadamente- del aluvión de curiosos y buscadores de emociones fuertes, pero lo cierto es que Cachi se ha ganado un “alfiler” clavado en el mapa de los lugares de atención mundial de la Ovnilogía.
Interesados en contactar a antonio Zuleta, pueden buscarlo en Facebook, como Ovnis en Cachi – Zuleta