Como es bien sabido por todos los ufólogos, en muchísimas oportunidades la proximidad de un OVNI y, más puntualmente, en la casi totalidad de los “visitantes de dormitorio”, el testigo es víctima de una forma particular de parálisis. Todo su cuerpo queda imposibilitado de responder a las órdenes de su voluntad (en algunos casos, apenas puede mover –o cree mover- los ojos) aunque su mente sigue operando en términos normales. En el caso de los “visitantes de dormitorio” y siempre, como antecedente de las “abducciones”, la parálisis comienza antes de desencadenarse el suceso con su alto índice de extrañeza. En Encuentros Cercanos de I, II o III Tipo, al aire libre, dicha parálisis deviene cuando el comportamiento o reacción del sujeto – testigo puede ser un inconveniente en el contexto claramente digitado por la Inteligencia que se mueve detrás del OVNI. Por caso, cuando el testigo tiende a reaccionar agresivamente hacia el objeto o la entidad (quizás tendiendo a extraer un arma) pero también cuando trata de huir de la escena del hecho.
Tal parálisis es particularmente interesante porque, fisiológicamente, sólo hay dos tipos posibles de la misma: la muscular y la nerviosa. En el episodio OVNI, si se tratara de la primera, el testigo correría riesgo de muerte: en efecto, el corazón es un músculo, y también se paralizaría. En cuanto a las neurológicas, en éstas el sujeto no podría seguir siendo consciente y responsable de su estructura de ideas durante el período de la misma.
Existen también las “parálisis psicodinámicas”, pero éstas sólo afectan a grupos parciales o segmentados de músculos o nervios. Y si consideráramos la “parálisis del sueño”, aquella tan similar a la descrita en sucesos OVNI pero en estados “hipnagógicos” o “hipnopómpicos” (es decir, los primeros, la transición entre la plena vigilia y el sueño. Los segundos, a la inversa) deberíamos dedicarle todo un párrafo aparte porque, precisamente, todo lo que tenemos sobre ella son especulaciones.
En efecto, los estudiosos tienden a sugerir que ésta (donde también el individuo no tiene control volitivo sobre su motricidad pero, obviamente, sigue respirando, su corazón latiendo y él, pensando) es la reacción ante estados extremos de estrés. No existen estudios concluyentes en ese sentido, y su “credibilidad” está dada solamente por haber sido formulada por doctorados académicos y porque “explica” las “alucinaciones” que suelen acompañarles. Comenzando y muy especialmente, por las alucinaciones de presencias.
Invirtiendo la carga de la prueba, podemos decir que el reduccionismo de explicar las “presencias” y la “parálisis del sueño” en términos “alucinatorios” por “estrés”, no tiene más asidero que una pretendida –y no siempre correcta- “economía de hipótesis». En lo personal, me resulta mucho más interesante (y, como ya he explicado en el contexto de las vivencias y experimentos realizados con disciplinas como el Chamanismo) proponer que lo que ocurre en la “parálisis de sueño” y en los “episodios de parálisis ante OVNIs” responde a una misma y diferente explicación: el sujeto sufre un desplazamiento circunstancial y temporal de su Cuerpo Astral respecto de su cuerpo físico.
Puede el lector descreer de la existencia de un Plano Astral, un Cuerpo Astral y, aún más, de la posibilidad de tener un control voluntario y psíquicamente consciente sobre el mismo. En todo caso, su descreimiento sólo señalaría que no ha investigado y experimentado lo suficiente. Y cuando hablo de “experimentos”, remito a lo tratado aquí y aquí. Para evitar bizantinas e inútiles discusiones, sugiero al lector escéptico dedicar un par de años a repetir el camino de experiencias y vivencias que he venido proponiendo y luego reunirnos a conversar.
Que en un “encuentro OVNI” se produzca el desplazamiento espontáneo del Cuerpo Astral (ya hemos experimentado que durante el mismo no se pierde la consciencia ni la voluntad del pensamiento, al punto que es por dictado de esa consciencia y esa voluntad que finalmente el Cuerpo Astral “regresa”, “se ajusta” nuevamente al Cuerpo físico), ya sea éste detonado por la Inteligencia detrás del OVNI o como efecto colateral inevitable de esa manifestación, suma y fortalece nuestra presunción que el fenómeno OVNI en sí, y sus Inteligencias –cuando menos en un porcentaje importante- tienen más relación con planos distintos de Realidad, con relaciones interdimensionales, que con orígenes materialmente extraterrestres.