La manipulación Illuminati de la «RELIGIÓN OVNI»

La manipulación Illuminati de la «RELIGIÓN OVNI»

la estampita que se vieneDías de descanso nunca exentos de investigaciones y reflexiones en Capilla del Monte. En la habitación de uno de los hoteles que frecuento, me llama la atención una estampita, aparentemente religiosa, bajo el vidrio de las mesas de luz. A golpe de vista, como las que encontramos a las puertas de cualquier templo católico, como las de las distintas advocaciones de la Virgen María: Luján, Lourdes, Fátima, Rosa Mística…. Pero esta era -es- distinta en algo. La observo con más atención y sí, allí está: una -hasta entonces y para mí- ignota Virgen María Reina de Las Flores desprovista del barroco -y para mi gusto estético un tanto «kitsch»- vestuario de tanta virgen católica. Esta, en cambio, con túnica, diadema, más parecida a la musa inspiradora de Billy Meier, Semjase, o algunas de las venusinas que en los años 50 supieron confraternizar con el contactado yankee George Adamski. Ni flores, ni serpientes bajo sus pies, ni estrellas ni media luna. De fondo, casi, casi, un huevo áurico o ¿el pórtico de una nave espacial?.

Reina de las Flores 1En el reverso, una plegaria parecida a tantas. Pero ese «Movimiento Espiritual para la Salvación del Mundo», ese «Monasterio de las Flores» en un lugar paradigmático del un tanto vetusto movimiento hippie en Argentina, la paradisíaca localidad de El Bolsón, en la provincia de Río Negro. No pude evitar preguntarme y preguntarles: ¿estamos contemplando la transición de un modelo de personaje que alimentado en un ícono presuntamente extraterrestre comienza a mimetizarse, a asimilarse, a la hagiografía, a los recursos devocionales y por qué no publicitarios, de la Iglesia Católica?
No escribo ninguna novedad al decir que es evidente, a través de los años, la estrategia del Vaticano de ordenar «ocupar» con iconografía de su culto lugares de cultos ancestrales, a veces indígenas, ora alternativos, puede interpretarse como una forma de absorber la energía espiritual y la dinámica psíquica de las masas que asistiendo generacionalmente a esos puntos, devocionando esos lugares y personajes, son así asimilados -y pasan a integrar las filas- de la masa controlada por la iglesia de Roma. Cito, por caso, los numerosos ejemplos que he visto en distintos países de Latinoamérica donde el punto geográfico preexistente a la llegada del catolicismo, los cultos ancestrales -como el de Tonantzintlalli en México, metamorfoseado en la masa popular en la Virgen de Guadalupe- o en la ya citada Capilla del Monte donde el camino a Ongamira (lugar de importancia espiritual antiquísimo de la antigua etnia comechingona que habitara la zona) es jalonado por ermitas, grutas y espacios de peregrinación de cuanta virgen oocidental y cristiana se pueda hacer memoria.
En síntesis, absorber en provecho propio la energía del Arquetipo de la Diosa, como he explicado, por ejemplo, en mi ensayo «¡Liberen a la Diosa!» ( ver aquí ). Que cada uno opte por su creencia está pero que muy bien. Pero que nos reemplacen gato por liebre…

Reina de las Flores 2Uno (yo, por ejemplo) podría tener la infusa sensación que tanto delirio místico asociado a los OVNIs es consecuencia de conductas rayanas en lo patológico o, cuando menos, en una creencia (si no «fe») desbocada y sin asidero que se nutre de cualquier fantasía para compensar vaya a saberse que carencias internas, si no fuera que las patologías y las carencias afectivas no se imbrican a través de los años y se desarrollan metódicamente sobre la faz del planeta en forma coherente y organizada. Estas dos últimas palabras no son gratuitas: para mí no es un hecho menor que lo que me permite sospechar que el crecimiento de una «ovnilogía mística» no es la sumatoria de un batiburrillo de psicopatologías individuales es que, por definición, éstas no proceden (ni se articulan) de estructuras de pensamiento coherentes y organizados. Por supuesto, algunos de los lectores podría argumentar que entonces esa coherencia y organización intrínseca es la prueba que detrás de todo ello anida una inteligencia rectora. Y estaríamos de acuerdo. La pregunta, empero, sería: ¿de qué «inteligencia» estamos hablando?.

¿Cabe acaso la posibilidad que tanta canalización, tanto contacto telepático, tanto vislumbre profético ultramontano responda, después de todo, a una Realidad objetiva, y nuestros visitantes cósmicos sean, precisamente, intermediarios entre los hombres y los ángeles como éstos lo son entre Dios y los que estamos en la base de la pirámide?. Cada uno puede creer lo que desee, pero la naturaleza humana nos ha enseñado que ha sido la apreciación más o menos correcta de los hechos, y no las creencias, lo que nos ha permitido sobrevivir como especie a través de las eras. Si por algunas creencias fuera, hace rato que nos hubiéramos autoextinguido. Así que si debemos enmarcarnos en los hechos, a gatas la casuística OVNI fundamenta su origen no terrestre; mucho menos, alimenta alguna presunción de sus motivaciones, sean éstas angelicales o las que fueren. Entonces, ¿qué hay detrás?.

El negocio de la religión OVNI

Si hemos de adentrarnos en la especulación que el «misticismo ovnilógico» está digitado, debemos preguntarnos quiénes, y porqué, se beneficiarían con ello. Y las respuestas son sencillas. Transformar la investigación OVNI en una seudo religión significa:

a) que se convierten personas intelectualmente entusiasmadas en fervorosos creyentes, verdaderos «quintacolumnistas» fácilmente manipulables. Recuerden la Primera Ley de Fernández: «Toda institución religiosa o pseudorreligiosa necesitada de recursos financieros o humanos crece de manera inversamente proporcional al buen uso que del raciocinio hagan sus feligreses».

b) El subsecuente desprestigio que en cenáculos científicos o de cara a la opinión pública esto acarrearía, enlentecería, si no detendría circunstancialmente, todo progreso independiente en pos de conocer la verdadera nturaleza de los OVNIs. Remarco lo de independiente porque, por supuesto, cualquier grupo con raíces en el poder (político o militar) que desee hacerlo no necesita para nada el crédito de tales estamentos.

c) Finalmente, last but not least, como gustaba escribir el ínclito Antonio Ribera, romperé aquí una lanza: con esa estrategia se desvía la atención de la masa de lo que posiblemente es la verdadera naturaleza y origen, sino del fenómeno OVNI todo, de una parte mayoritaria y omnipresente en su esencia: el origen extradimensional, su verdadera y sinuosa naturaleza «espiritual» (no necesariamente angelical y dadivosa de bienes preternaturales) y su -para mí- cada vez más evidente conexión desde ese plano con los que llamo genéricamente «Illuminati» (si bien hace rato que dejaron de llamarse así), el Poder en las Sombras que manipula y gobierna los destinos tortuosos de esta humanidad con fines en un plano materiales, en otro, espirituales, sobre lo que he abundado en mi trabajo «Guardianes de la Luz, Barones de las Tinieblas», que seguramente en algún momento reeditaremos digitalmente.

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