GUARDIANES DE LA LUZ, BARONES DE LAS TINIEBLAS (Quinta parte)

GUARDIANES DE LA LUZ, BARONES DE LAS TINIEBLAS (Quinta parte)

 Los “aliados”

Coherente con el enfoque “psicoide” que trato de darle al fenómeno OVNI, creo también que el de los Hombres de Negro (Men In Black) es un fenómeno periférico al que nos ocupa, pero que comparte con éste su naturaleza “psicoide”. Existe “ahí afuera” pero también ocurre “aquí adentro”. O, dicho de otro modo, se manifiesta, se “aparece” (“manifestación” y “aparición” no son sustantivos ajenos al significante que quiero darle a este asunto) cuando “algo” en el individuo los llama. Es decir, no es por ser buen testigo, investigador o “contacto” que los MIBs aparecen, sino porque cierta situación crítica ocurre dentro del sujeto que hace que la manifestación venga a él (quien esté pensando en la frase “cuando el discípulo está listo, el maestro aparece”, que lo haga por su propia cuenta y riesgo). Y entiendo que los MIBs son el correlato en el mundo físico de La Sombra del inconsciente, ese otro “yo” —más adelante compondremos una nueva idea de la personalidad humana por la sumatoria de esos “yoes” de los que venimos hablando, entendiéndolos más bien como “planos de información”— si cabe, por Ley de Correspondencia [1]: entre lo macrocósmico y lo microcósmico, entre lo material y lo mental. Es exactamente una crisis en la vida de un individuo; busca algo que es imposible encontrar o acerca de lo cual nada se sabe. En tales momentos, todo consejo, por bienintencionado y sensible que sea, es completamente inútil: consejo que incita a que se intente ser responsable, que se tome un descanso, que no trabaje tanto (o que trabaje más), que tenga mayor (o menor) contacto humano o que cultive alguna afición. Nada de eso sirve de ayuda o, al menos, muy raramente. Sólo hay una cosa que parece servir y es dirigirse directamente, sin prejuicio y con toda ingenuidad, hacia la oscuridad y tratar de encontrar cuál es la finalidad secreta y qué nos exige. El propósito oculto de la inminente oscuridad generalmente es algo tan inusitado, tan único e inesperado que, por regla general, sólo se puede encontrar lo que es por medio de “fantasías”. Y si dirigimos la atención al inconsciente, sin suposiciones temerarias o repulsas emotivas, con frecuencia se abre camino mediante un torrente de imágenes simbólicas que resultan útiles. La Sombra es evocada. Y algo aprovecha la circunstancia psíquica para venir a nosotros. Apareciendo en el mundo de coordenadas físicas pero con una naturaleza básicamente mental. O espiritual.

Aparece otro elemento que me incita a pensar que tras los MIBs actúan elementos psíquicos corporizados. Más concretamente, el “ánima” y el “ánimus”. Como sabemos, tanto una como otra expresan la partícula de “lo opuesto” según el género del individuo. Así, el “ánima” es una mínima parte de feminidad en el hombre, mientras que el “ánimus” es esa partícula de masculinidad. Sin ellas, una mujer ciento por ciento mujer sería una hembra pasiva, y un hombre ciento por ciento masculino sólo un irreductible machista. La posibilidad de la ternura en el hombre o de la agresividad defensiva en la mujer está otorgada por esa pizca de su opuesto, expresado admirablemente, por otra parte, en el símbolo taoísta de la perfección universal, el símbolo del “yin” y el “yang”, ese círculo dividido por una sinusoide y coloreado de blanco y negro (en ciertas versiones, azul y rojo) donde de cada lado hay un pequeño círculo interior de color opuesto, llamado, alternativamente, “joven yin” y “joven yang”. Lo perfecto sólo es tal con el agregado mínimo de su opuesto.
¿Es necesario, entonces, que aclare que sospecho que en muchas ocasiones lo que llamamos “MIBs” no son más que tulpas construidos con elementos del inconsciente del testigo o investigador y manipulados, “montados” por una inasible y deletérea inteligencia exterior para producir algún efecto?.

OVNIs “a la moda”

A lo largo de este trabajo he insinuado en repetidas ocasiones que el así llamado “fenómeno OVNI” va adoptando un “camuflaje” conforme al pensamiento dominante de la época, como si así se hiciera más digerible para los observadores por un lado, y para la masa pública hacia la cual el mensaje subliminal está destinado, por otro. En ese sentido, por caso, es interesante observar las correlaciones existentes entre algunas “leyendas urbanas”, mitologías populares de orígenes imprecisos y cierta casuística ovnilógica.
Por ejemplo, tomemos la historia del “autostopista fantasma” (el o la joven que hacen “dedo” o “autostop” en una carretera y, permaneciendo silencioso, desaparece del vehículo al llegar a un tramo de la ruta donde el espantado testigo comprueba después que se habría producido un accidente mortal).
Ahora bien: ¿qué relaciones podemos encontrar entre esta leyenda urbana y el fenómeno OVNI?. Veamos:
Caso De Deugd: Una extraña experiencia vivió Eduardo Fernando de Deugd, mecánico residente en Bahía Blanca. Según dijo, un domingo de 1972, alrededor de las 3 de la mañana, salió desde la cercana localidad de Médanos en un automóvil modelo 1939, en dirección a Bahía Blanca, luego de haber participado de una reunión con amigos. “Iba por uno de los accesos de tierra cuando me detuve para colocar un alambre que me sirviera como antena de radio, para viajar más entretenido. Al llegar al cruce con la ruta 22, una persona me hizo señas para que lo llevara. Paré el auto y el hombre se sentó a mi lado”. Agregó que le preguntó si iba para Bahía Blanca, a lo que el desconocido le contestó algo que no llegó a entender, máxime estando preocupado en colocar el alambre de la antena. “Luego le pregunté —continuó relatando— si era de Médanos y también me respondió, pero tampoco lo entendí. Hicimos unos kilómetros más, lo miré y vi que tenía puesto un saco con el cuello levantado sobre la cabeza, en la que usaba un sombreo redondo. Luego observé algo que sólo ahora me llama la atención; tenía la cara bastante larga en su parte inferior”. Indicó también que el viaje prosiguió hasta que notó algunas fallas en el motor del automóvil. Cuando éste quedó sin luces, a la altura del kilómetro 710, lo detuvo en plena ruta nacional N° 3. “Vi entonces —dijo— una especie de colectivo volcado sobre la ruta, que tenía una luz azul grande en el medio y otras dos grandes, aunque no tanto como la otra, blancas, a los costados. Me detuve, bajé del auto y de pronto un destello blanco y potente me sacudió y me provocó un intenso calor”.
“Por eso me di vuelta y me resguardé detrás de la puerta del auto y cuando me levanté nuevamente vi como el objeto, que despedía una luz verde en su parte inferior y mostraba luces blancas en sus “ventanillas”, se dirigió a la izquierda, hacia un campo. Aparentemente allí descendió y ser perdió de vista”. De Deugd afirma que todo sucedió en pocos segundos, “cuando entré al auto el hombre que me acompañaba ya no estaba más. La puerta se encontraba abierta y la manija de abrirla apareció arrancada, en el suelo. De inmediato, las luces del auto que había dejado sin apagar cuando se produjo el corte, se encendieron. Arranqué el auto. Hice unos dos kilómetros hacia atrás y después, todavía confuso, me volví hacia Bahía Blanca”.
Hasta aquí el relato del mecánico que deja abierto un amplio campo para las conjeturas en torno a los OVNIs, que han vuelto a ser tema de actualidad en esta ciudad y zona. Un matrimonio y otros vecinos aportaron también datos coincidentes sobre la extraña aparición. Roberto Maisterrena, quien se desempeñaba como operario de una firma, que trabajaba en la zona donde se observó el fenómeno, dijo que vio sobre un monte próximo a la ruta N° 3, al citado aparato que parecía detenido. Agregó que posteriormente desapareció, tras despedir intensos destellos. La hora en que apareció el fenómeno es coincidente con la expresada por De Deugd. Maisterrena formuló la denuncia en la comisaría de Médanos.

El Espiritismo, en sus comienzos, produjo inundaciones de ectoplasmas, multitud de materializaciones y suficientes aportes como para llenar grandes depósitos. Pero antes y después de un período que abarca desde finales del siglo XIX hasta los primeros años del siglo XX, estos fenómenos físicos mediumnímicos han brillado por su ausencia. La moda ha variado en materia de fenómenos extraños, y también en la investigación psíquica. Los investigadores actuales han cambiado las sesiones espiritistas por el laboratorio y las pruebas sobre doblado de metales, la PES y otras cosas por el estilo.
Otro ejemplo de fenómeno pasado de moda es el de los pájaros que hibernaban en lugares secos y oscuros, generalmente subterráneos. Aunque los naturalistas del siglo XX no toman en serio esta idea, no fue descartada por dos eminentes fundadores de las ciencias naturales, como Linneo y Cuvier. En los siglos XVIII y XIX se informó sobre varios de estos casos en memorias científicas, y el tema fue discutido en revistas profesionales. Pero gradualmente los informes cesaron, y el fenómeno fue olvidado. Esto fue observado por el divulgador científico Phillip Gosse, quien incluyó una reseña, no del todo escéptica sobre este tema en el segundo volumen de su obra “Romance de historia natural”, de 1861.
Existen varias razones para ello. La literatura científica se ha vuelto más rigurosa y académica, y lo anecdótico y circunstancial de las pruebas de hibernación de los pájaros hace que ésta haya perdido credibilidad. En un clima de escepticismo como el actual, pocos hombres de ciencia arriesgarían su carrera oponiéndose a la doctrina universalmente aceptada de la migración de las aves. Tal vez el uso de explosivos y de maquinaria pesada para las demoliciones y movimientos de tierra haya destruido pruebas que aparecían en los tiempos de los picos y las palas. Finalmente, quizás se haya producido un cambio en la conducta de los pájaros, al cambiar el entorno.

Por supuesto, hay que distinguir si la aparición o desaparición de algunos fenómenos es resultado del aumento de conocimientos o producto de procesos sociales. John Keel, el reputado escritor e investigador paranormal, por ejemplo, ha demostrado que sólo una fracción de los OVNIs vistos son registrados, y sólo parte de éstos recibe publicidad. En consecuencia, él y otros ovnílogos han advertido acerca del shock que sufriría la sociedad si fueran reveladas las verdaderas proporciones del fenómeno. Del mismo modo, si se juzga por lo que publican los periódicos, parecería que la antaño ubicua serpiente marina estuviera extinguida. Pero según el mayor experto mundial en estas criaturas, el doctor Bernard Heuvelmans, no es así. Después de compilar una cronología de observaciones realizadas entre los años 1639 y 1964, Heuvelmans está convencido de que todavía se ven dos cada año, aproximadamente. La aparente disminución —dice— es producto de la timidez de estas criaturas, de que la navegación moderna se atiene a rutas bien definidas, y del temor al ridículo. Como el propio Heuvelmans dice: “El ruido de las carcajadas ha espantado a las serpientes de mar tanto como el de las máquinas de los buques”.
Pero nada ha espantado a los monstruos de los lagos, que salen a la luz esporádica pero regularmente desde hace siglos. Por cierto, desde que el monstruo del loch Ness salió a la superficie en 1933, en todos los lagos del mundo han proliferado las observaciones de grandes criaturas con aspecto de serpiente. Otro fenómeno persistente es el de los estigmas, aunque el primer caso no ocurrió hasta 1.200 años después de la crucifixión de Jesús. Pero desde que San Francisco de Asís fue estigmatizado en 1224, difícilmente pasa un año sin que se informe sobre casos de estigmas.

(Continuará)

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