A lo largo de numerosísimos artículos, no solamente este autor sino muchos investigadores vienen (venimos) aportando lo que consideramos pruebas de las anomalías que ocurren en cercanías del cerro Uritorco. Imágenes de OVNIs y pretendidas entidades anómalas, en unos casos materiales, en otros sólo manifestadas a través de las fotografías. Ese conjunto de evidencias dio sustento, quizás sólo como una teoría más, a la presunción que en el lugar se abriría lo que solemos llamar un “portal”, una “ventana” a otros planos de la Realidad, otras dimensiones, otros Universos… Sobre la teoría de las dimensiones paralelas existe abundantísima literatura, a la cual remitimos al interesado, si bien nosotros mismos hemos profundizado el tema en una sucesión de reflexiones en nuestros blogs. Ahora, aquí, lo que queremos acercarles es una evidencia que sometemos a discusión, en la expectativa que la misma suma a esa línea de pensamiento. Antes de ir al día y los hechos, permítaseme una observación, sin ánimo de prejuzgamiento pero sí de reflexión: como en tantos otros casos, antes de volcar estas provisorias opiniones comentamos y anticipamos públicamente el hecho, invitando a los “colegas” –que uno supone tan interesados como uno mismo en lograr algún avance en estas disciplinas- a acercar su parecer y poniendo a su disposición el material con que contamos a la espera de opiniones no necesariamente condicentes con la propia. Y salvo unos pocos pareceres de entusiastas lectores (en su generalidad sólo un “parecer”, es decir, sin un estudio del material) nuestros “colegas” –vuelvo a colocarlo entre comillas- responden con un mutis por el foro.
Y uno, entonces, piensa en otras iniciativas, como cuando invitamos a los ufólogos argentinos a sumarse a una donación de material bibliográfico para que hubiera en el Archivo y Biblioteca del Museo de Roswell una sección en idioma español (y de autores locales) y sólo tres investigadores aportaron a esta idea; o de cuando realizamos un Congreso OVNI abierto a todos los investigadores, cubriendo sus gastos a nuestras expensas con la idea de reunir todas las vertientes pero, una vez más, unos no quisieron reunirse con otros, los de aquí sosteniendo que son “serios” y los otros unos “chantas”, con lo cual el amplio espectro de la Ufología argentina se vio en ese Congreso representada sólo con una veintena de espíritus sensatos por encima de tanta mezquindad, que esto, la falta de interés en este material que –repito- pusimos a disposición de todos sólo por intuir su importancia, no solamente era esperable sino también, inevitable. Obviamente, si este aporte adquiere alguna repercusión, ya estarán prestos a criticarla desde afuera y desde lejos…. Así que vamos a lo nuestro.
La ocasión fue la noche del 27 de noviembre de 2017, a partir de las 22.30 hs. Con uno de mis grupos de trabajo nos encontrábamos en Capilla del Monte, provincia de Córdoba, Argentina, más precisamente ubicados en la cima del llamado “pucará del Uritorco”, en el predio conocido como “Pueblo Encanto”, en esa localidad. Realizábamos una típica “vigilia OVNI”, con mi dirección y otros seis presentes. El criterio, el mismo que aplicamos en otros eventos similares. Meditación en grupo e individual, fotografías aleatorias, intentos de “convocatoria psíquica”, señales luminosas en distintas direcciones… Durante más de una hora los esfuerzos fueron –creíamos- infructuosos. Anticipando nuestro retiro a descansar, cambiamos algunas de nuestras posiciones y es allí cuando Josep González, de nacionalidad española y llegado con su mujer Adriana Pedeferri al Encuentro-responsables de las imágenes que se mencionarán aquí y quienes nos autorizaron a compartir sus nombres- me llama, extrañado por una particular secuencia de imágenes obtenidas con su cámara, una Casio Exilim EX-FH100 (cuyos demás datos técnicos están reproducidos en la misma imagen) Ocurre que, tomando distintas imágenes hacia el cielo con segundos de exposición, Josep advierte que en una de ellas, abajo a la izquierda, aparece una extraña mancha rojiza. Supone que quizás se trató de uno de sus dedos, inadvertidamente colocado sobre el objetivo, por lo que decide repetir la toma en la misma dirección (el Uritorco frente a nosotros, en línea recta a unos seis kilómetros, mirando quienes allí estábamos en dirección Este, y con una alzada de unos 70/80º sobre el horizonte y por ello muy por encima de la cima del cerro). Y es allí cuando obtiene, en una secuencia de pocos segundos, estas dos imágenes, donde se observa un evidente círculo recortado contra el fondo, que cesa de aparecer en cuadros siguientes.
Si esto se limitara solamente a ello, tal vez buscaríamos alguna explicación reduccionista, algún efecto de la lente o la cámara. De hecho, no hemos obtenido, a posteriori, explicaciones “convencionales» sobre este fenómeno. Pero lo que sí disparó nuestra alerta es que, mientras debatíamos el punto allí, sobre el pucará del Uritorco, Adriana, que estaba cerca, a nuestra izquierda, nos llama la atención que con su celular había registrado dos “extraños puntosa luminosos” con comportamiento errático y precisamente en el área espacial donde Josep tomara sus fotografías (y en simultaneidad con ellas). Nos quedamos un rato más repitiendo fotografías y videos, y nada obtuvimos. Ni se repitió el “círculo”, ni los “puntos luminosos”. Y que el círculo no se haya repetido reafirma mi convicción que, tal vez, sea la evidencia fotográfica de la apertura de ese “portal” a través del cual se manifestaron esos extraños puntos luminosos, toda vez que si se tratara de un fenómeno óptico o del software de la cámara, pues el mismo debería haber repetido en casi idénticas circunstancias. Sé que es poco, muy poco, pensarán algunos, para presentar como “evidencia” de un “portal”. Quizás, pero ya es algo. De todos modos, como suelo decir, una “prueba” lo es dentro del paradigma de quien la considera, y si en el paradigma del lector no existen los portales, creo que ni el hecho que él mismo pase por uno lo será, siempre tendrá la hipótesis alucinatoria para explicárselo. Otros lectores, seguramente, tampoco necesitarán evidencias. Y allí, entre dos aguas, boyamos nosotros, siempre mirados como demasiado espiritualistas por los materialistas y demasiado materialistas por los espiritualistas… En fin, el paso está dado y la intención de este artículo no es evidentemente demostrar nada sino invitar a otros a corroborar, en el mismo lugar el mismo fenómeno. Una vez más, reiteramos el llamado a investigadores dispuestos a cotejar primero y opinar después, a aplicar la metodlogía que a nosotros nos está dando estos resultados, ya como parte de un proyecto que describimos aquí. Si otros prefieran refutar desde la comodidad del otro lado del ordenador, ya no será por no tener, aquí, predisposición a abrirles las puertas… Ah, por cierto. Tenemos a disposición de ufólogos y especialistas en fotografía este material, para sumar sus opiniones.