La noticia tiene una fuente impecable: los propios archivos del FBI (Federal Bureau of Investigations, Oficina Federal de Investigaciones) y que puede cotejarse en su archivo on line, en http://vault.fbi.gov/UFO/UFO%20Part%201%20of%2016/view
La primer sorpresa es que el FBI, al mejor estilo “Expedientes X”, dedicaba gran atención al fenómeno OVNI. Por cierto, esto confirma la vieja sospecha que teníamos los investigadores que muchas películas de ciencia ficción en realidad están basada en hechos reales, ya sea en “filtraciones” dadas por el mismo FBI a propósito para ir concientizando a la población, ya por agentes o ex agentes que creen injusto que se prive a la opinión pública del conocimiento de estos secretos. Uno puede ser un poco más incisivo y preguntarse si, después de todo, las historias creadas desde la ficción no lo serán para generar un determinado prejuicio en los actores sociales, para cubrirse la espaldas de futuros desaguisados en el manejo de esa información.
Ciertamente, uno sinceramente no puede creer que Edgar Hoover, a la sazón Director del FBI cuando los hechos de los que hablaremos ahora ocurrieron, estuviera muy preocupado en la “justicia” de respetar el derecho de la opinión pública a enterarse. Justo él, ultraconservador y reaccionario, un verdadero Torquemada de quien pensara distinto. Pero la cuestión es que en el año 2011 se supo que la policíaca agencia había hecho ingresar en la categoría de “desclasificados”, un informe elaborado en julio de 1947 por un agente especial del FBI, un Teniente Coronel –cuya identidad, en aras de la “seguridad nacional” es borrada en el informe, y por instrucción directa del omnipotente Hoover, basado en las entrevistas a un testigo de apariciones OVNI que, en base a sus experiencias de contacto con estas inteligencias no humanas, tenía bastante que decir.
Según el ponente, estaríamos siendo visitados, entre otras especies, por una no proveniente de otros planetas sino de “otras dimensiones”. En puridad, de un plano etéreo coexistente con nuestro universo físico, entidades que al materializarse aparecían como gigantes traslúcidos…
Realmente pensaríamos estar ante el relato de un fantasioso pero debe atenderse que el hecho debe haber tenido suficientes puntos coherentes para movilizar una investigación del FBI, puntillosos –eso hay que reconocérselos- a la hora de justificar la inversión y gasto de sus recursos. Bien, el relatante continúa exponiendo que estos seres (a los que se llama “los errantes”) emplearían para su desplazamiento vectores energéticos que se interpretarían como los (así llamados en ese entonces) “platillos volantes”. Su objetivo sería “pacífico”… si es que pueda considerarse “pacífico” lo que habrían manifestado (suponemos que telepáticamente) al testigo: quedarse en el planeta, sin interferir con nosotros.
¿Qué decir de este informe?. Si bien los “reportes OVNI” –como podrá comprobar cualquiera que se tome el trabajo de consultar los archivos del FBI- eran entonces (como ahora) muy comunes, ignoramos si este cariz tan particular quedó sólo en eso o tuvo alguna continuidad en el tiempo. Prestemos atención que si en el año 2011 se liberaron reportes de 1947, si hubo otros posteriores –o ampliaciones posteriores de la investigación- recién serían liberados este año entrante o los siguientes… si es que lo son y no se considera que su contenido o resultados afectan la “seguridad nacional”. Por lo pronto, y cumpliendo la consigna adelantada cuando su fundación, el Instituto Planificador de Encuentros Cercanos (de Paraná, Entre Ríos, Argentina) se encuentra difundiendo masivamente este hallazgo a la vez que ha comisionado a sus investigadores asociados en Estados Unidos el tratar de obtener toda otra pista que enriquezca nuestra percepción de un hecho, por sí mismo, extraño dentro de la misteriosa naturaleza del fenómeno OVNI.