Avanzando en la investigación del Ser Antropomorfo De Atacama

Avanzando en la investigación del Ser Antropomorfo De Atacama

Ya en adelantos en nuestras redes sociales y particularmente en este podcast, hice una introducción a la oportunidad de mi encuentro personal con los restos de este ser gracias a la amabilidad y enorme predisposición de sus actuales propietarios, el investigador español Ramón Navia-Osorio y su señora esposa Concha.

Sucintamente, digamos que el cuerpo momificado (aparentemente por acción de agentes naturales) de este ser fue hallado en 2003 en cercanías del poblado chileno de La Noria, un antiguo asentamiento minero, por un “huaquero”, es decir, un buscador informal de restos arqueológicos y objetos de algún valor histórico para vender en el mercado negro, de nombre Oscar Muñoz. Pasa por diversas manos (aunque en todo momento Ramón Navia, conocedor de su existencia, caminó unos metros detrás del espécimen para dar con su paradero) hasta que en julio de 2004 y gracias a las gestiones de este investigador llega con él como propietario a la Real Academia de Ciencias de Barcelona, donde es recibido formalmente en una reunión académica con la coordinación del ex decano de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, Dr. Ramón Parés y la presencia de otros catedráticos. Ellos certifican la autenticidad de la misma –sin expedirse sobre su origen- y comienza un largo derrotero, que aún no cesa, de investigación de la misma.

Como relatáramos en su oportunidad, resulta chocante la liviandad con que distintos medios, periodísticos o no, virtuales o físicos, “zanjaron” con teorías disímiles la naturaleza del mismo, asumiendo como “conclusiones científicas” lo que no son más que opiniones personales. Así, por ejemplo, resulta gracioso que mientras algunos estudiosos aseguran que se trata de un “feto en gestación”, otros científicos afirman con igual seguridad que se trata de un humano malformado que vivió “algunas semanas” y hasta “varios años”. Lo único preciso aquí es que si una de estas afirmaciones “científicas” está en lo cierto, necesariamente las otras no; y si esa “certeza” es tan falible, entonces, tenemos derecho a suponer que todas están por igual equivocadas.

Buena parte de esta confusión nace del hecho que muchos “estudiosos” lo hicieron a través del material existente en la Web, videos en YouTube o fotos de redes sociales; pocos tuvieron la ocasión –como quien escribe- de tenerlo en sus manos y acceder a algunos de los estudios (constatando, por ejemplo, esas gruesas contradicciones señaladas): eso ha llevado, por caso, a afirmaciones “concluyentes” y tan peregrinas como que “está hecho de restos momificados de pájaros”. Es comprensible que sólo por observar su tamaño (14 centímetros; aunque téngase en cuenta que la rigurosidad del clima en el desierto de Atacama produce procesos de momificación natural con brusca disminución del tamaño de los especímenes) se elaboren esas irracionales teorías; aunque convengamos que no reflejan, precisamente, la postura de un verdero investigador.

Uno de los problemas principales, si no el más significativo, creo que se debe a los prejucios culturales. Permítanme señalarles (además del ya evidente y referido en relación a su tamaño):

  • Por un lado, extraer conclusiones basadas sólo en una observación superficial, del tipo “si parece un feto, debe ser un feto”. En uno de los congresos a los que asistiera Ramón con el SADA (siglas con que él mismo lo identifica, iniciales de Ser Antropomorfo De Atacama, mucho más responsable que el “Ata” ridículo impuesto por ciertos medios), tras una de las conferencias (Congreso Internacional de Momias de Lanzarote, Teguise, 19 de setiembre de 2007) y conversando en el salón de actos, que en ese momento se encontraba con sus luces bajas, es decir, casi en penumbras, un puñado de científicos asistentes le piden observarlo. Ramón accede, y el ser pasa –en su caja- de mano en mano, bajo el comentario general de “esto es un feto”. A lo que Ramón, certeramente responde: “gracias por esta demostración de qué tan “científicos” son, porque ni uno de ustedes se apartó unos metros para observarlo bajo una luz potente”.
  • Por otra parte, casi todos los “opinólogos” que proliferaron alrededor de este tema especulan sobre estar en presencia de “un alienígena”. El mismo propietario –pese a ser un ufólogo conspicuo de décadas- sólo en una ocasión comentó –en el curso de una entrevista- “parece uno de los famosos “grises”. Pero su opinión es totalmente diferente. Opinión que yo comparto y que veremos al final de esta nota.

Por lo pronto, refiramos algunas observaciones, comenzando por uno de los estudios radiológicos que le fueran efectuados. Veamos primero la traducción del escrito dirigido por el Dr. Gottfried Tichy (Universidad de Salzburgo) al investigador austriaco Klaus Dona. El Dr. Tichy se quedó con las radiografías, que después devolvió todas menos una. Dijo que era feto, pero en el escrito traducido dice no pude reconocer ninguna fontanela. Claro que no podía distinguirla, pues las tenían cerradas. Dice textualmente:

 Informe de un objeto aportado para su estudio radiológico.

 A las dieciocho treinta del viernes nueve de julio acuden a esta consulta el doctor Alberto Vallés González, vicepresidente del Instituto de Investigaciones y Estudios Exobiológicos junto a dos miembros de esa entidad, llevando una caja de metacrilato en cuya base descansaba una silueta delicadamente envuelta. Posteriormente se manipuló con guantes desechables de plástico para depositarla sobre la mesa.

Una vez allí observamos una figura antropomórfica de aproximadamente trece centímetros.

Su visión frontal presentaba un cráneo desproporcionadamente grande con una imagen compatible con fractura.

Lo que en su día constituyó la cara presentaba rasgos de aspecto humano llamándonos especialmente la atención la correcta alineación de los maxilares, especialmente el inferior. Escápulas algo más grandes y afiladas, apuntando hacia abajo.

El tronco permitía apreciar con todo detalle la parrilla costal cuyo interior se encontraba parcialmente ocupado a resultas de la momificación.

Pelvis y extremidades inferiores bien definidas.

Las extremidades superiores conservaban los dedos cuya forma se apartaba ligeramente de las formas óseas habituales pues metacarpianos y falanges tenían una forma más tubular y uniforme.

Uno de los húmeros se hallaba presumiblemente fracturado, y el brazo aparecía recostado sobre la parrilla costal adyacente. La otra extremidad superior se posicionaba en forma aparentemente calculada.

Su visión posterior ponía en evidencia los cuerpos y apófisis vertebrales bien conservados destacando una columna cervical algo más prolongada.

Se diría que:

  • la figura mostraba rasgos antropoides.
  • La sospecha de fractura, en caso de confirmarse, pudiera haberse producido en vida dada la posición de apoyo sobre la parrilla costal.
  • Tras su muerte se colocó, según parece, en correcta y ajustada posición de descanso.

 Estudio Radiológico

Concha, Ramón y el autor

Se realizaron cuatro proyecciones: anteroposterior, posteroanterior, y los dos perfiles (derecho e izquierdo). Se aprecia el conjunto del esqueleto óseo, evidenciándose cráneo, clavículas, cuerpos vertebrales, caderas, parrillas costales y extremidades superiores e inferiores.

El tamaño del cuerpo correspondería con el estadío de un embrión con 5 meses de desarrollo.

Lo que llama la atención es la conformación de la cara del cráneo, que parece atípica y madura para este estadío de desarrollo. La mandíbula, el maxilar y el hueso nasal muestran un estadío de desarrollo que no es típico para esa edad. Además no se puede reconocer ninguna fontanela en la bóveda del cráneo. También la forma de éste parece peculiar (pero esto podría hyaber sido provocado por la presión ambiental durante el proceso de momificación).

No obstante, el hueso temporal no se puede reconocer realmente.

Aunque sería posible que los huesos largos estuviesen ya conformados de esta manera en la capa más exterior, sin embargo, el esqueleto en su conjunto parece demasiado maduro para su tamaño. Tampoco el esqueleto de los pies está conforme a las normas.

El material de los cartílagos está momificado y tiene en parte el aspecto de un cartílago de crecimiento epifisiario. No obstante, el estadío de desarrollo del esqueleto no encaja con ello.

Si se trata de un preparado de un embrión, los huesos largos deberían tener sólo un mínimo espacio medular. Esto se puede ver fácilmente a través de métodos de diagnóstico de imagen.

También las proporciones del cuerpo llaman la atención. Durante el estadío embrional, la extremidad inferior recibe la “peor” sangre. Por ello, en el momento del nacimiento, las piernas están “atrasadas” en cuanto a grado de desarrollo y, sobre todo, en cuanto a las proporciones de longitud. En los recién nacidos (y en embriones) la cabeza, el cuello, el tórax, las extremidades superiores y una gran parte de los órganos están sobredimensionados en sus proporciones. En este preparado, las proporciones son mucho menos “embrionales”.

Atención: en ambientes extremadamente secos, puede producirse una enorme pérdida de agua pero con este tamaño de catorce centímetros el espécimen no pudo haber nunca tenido más del doble de ese tamaño.

 Vayamos a otras observaciones de importancia.

Como ya se ha hecho público, el conocido investigador doctor Steve Greer –aquél del Proyecto “Revelación”- realizó un documental, titulado “Sirius” donde en buena parte se aboca a consideraciones sobre el SADA. Mención necesaria: Greer, en una actitud que veo reprochable, ignora a Ramón Navia y su equipo de investigadores para lucirse con sus observaciones personales (de hecho, actualmente se encuentra en gira de conferencias en Estados Unidos con este tema, sin que Navia-Osorio o su gente fueran convocados o siquiera consultados). Y es aquí donde voy a acotar algunas observaciones personales y, por lo tanto, subjetivas.

En el IIEE

Luego de casi cuarenta años de investigación, uno –yo- desarrolla un cierto “olfato” para con las personas y la casuística. Ramón y su señora son dos profesionales en sus carreras de larga y acreditada trayectoria, él un caballero que a sus 83 años mantiene la vivacidad y la energía que envidiarían muchos colegas. Han recibido varias ofertas para comprarles el espécimen y a todas se han negado. De lo que hablo es que, compartiendo momentos, uno tiene la certera intuición cuando está frente a alguien sincero y honesto. No les interesa el rédito económico, ni siquiera el “publicitario” (Ramón ha escrito, entre otros, un libro sobre este SADA y no se aplica demasiado a promocionarlo. De hecho, me sorprendió obsequiándome un ejemplar de su última obra, “Dimensiones en el Planeta Cobaya” (Editorial La Regla de Oro) un interesantísimo trabajo de módicas… 527 páginas donde relata sus andanzas por diversas geografías –especialmente la sudamericana- en investigaciones de campo (siendo en el transcurso de las mismas donde se cruza con este caso), libro que disfruté durante un par de semanas de ávida lectura, y de no haber sido por nuestro encuentro, hubiera seguido ignorando que existía.

En el IIEE

Aún más, ¿sabrán muchos españoles de la existencia, en Barcelona, de su entidad, el IIEE, desde hace décadas, con una “sede” física pletórica de testimonios, videos, filmaciones antiguas, encuestas a testigos, nutrida biblioteca como no he visto en muchos países?. Y no está en el espíritu de Ramón, no solo lucrar con ello, sino siquiera atraer público. Y cuando le pregunté, en resumen, cuál era su expectativa a futuro con el SADA, con una sonrisa me respondió: “Dejar que el tiempo hable. La verdad siempre sale a la luz, no importa cuándo”.

Esto me respondió quien sigue apasionado por hacer kilómetros, entrevistar testigos, documentarse de casos por el mero afán de conocimiento. Chapeau!.

 

La hipótesis

Si no es “extraterrestre”, ¿qué es el SADA, entonces?. Por inverosímil que parezca, la hipótesis de Ramón me parece tan probable que es la que –hasta mejores evidencias en contrario- yo mismo sostengo: es un ejemplar de una raza “humanoide” que coexistió con nuestros antepasados, aunque de líneas genéticas y evolutivas ajenas al Sapiens.

No debe extrañarnos: la coexistencia y cruce entre Neanderthales y Cro Magnon –algo que se creía impensable veinte años atrás- y el hallazgo del “homo hobbit” en tierras del Índico (una subraza extinguida sólo hace poco miles de años cuyos ejemplares, homínidos e intelectualmente desarrollados, no superaban los ochenta centímetros de altura) ya ha abierto la puerta a la especulaciones sobre estas otras posibles “subrazas”. Y por otro lado, cualquiera que, como Ramón y yo mismo, haya caminado en plan de aprendizaje o investigación por el norte de Chile, Paraguay, Bolivia, Perú o Brasil ha escuchado más de una vez los relatos de la “gente pequeña”, ese pueblo que viviría en grutas subterráneas o en lo profundo de la selva, que se toleraba con la especie humana aunque, por cierto, no congeniara grandemente. Lo realmente apasionante del caso del SADA es que otros estudios parecen adjudicarle una existencia de sólo… 150 años, lo que alimenta la especulación –por lo reciente- si aún, hoy, en alguna de esas estribaciones cordilleranas o espesuras selváticas, seguirán sobreviviendo sus descendientes.

Por supuesto, nuestra aproximación a esta entidad no finaliza aquí; y en sucesivas entradas iremos sumando evidencias.

Interesados en contactar a Ramón Navia-Osorio: atacama@iiee.es

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