¿Además de un sabor amargo de “otra vez, sopa”?. Algunas reflexiones que pueden ser estimulantes, sin embargo.
Ya saben ustedes lo esencial. La conferencia de prensa de este 2 de diciembre reunió a lo que se considera más granado del “cuartel astrobiológico” de la NASA: Mary Voytek, directora del Programa de Astrobiología de los Cuarteles Centrales de la NASA en Washington; Felisa Wolfe-Simon, miembro del equipo de investigación astrobiológica de la NASA, U.S. Geological Survey, Menlo Park, Calif. ; Pamela Conrad, astrobióloga, NASA’s Goddard Space Flight Center, Greenbelt, Md. ; Steven Benner, miembro prominente de la Foundation for Applied Molecular Evolution, Gainesville, Fla. y James Elser, profesor, Arizona State University. El esperado evento, anunciado entusiastamente (y amplificado por el interés expectante de muchos, nosotros también, cómo no) despertaba todo tipo de especulaciones. En el ámbito doméstico, es decir, entre cuatro o cinco de mis contertulios habituales, la sospecha que se anunciaría el hallazgo de alguna bacteria en una que otra luna de nuestro Sistema Solar, o, cuando menos, el “rastro” de reacciones químicas que llevaran a deducir su existencia, basada quizás en arsénico (era mi apuesta), quizás en metano (la apuesta de mi amigo Martín Rey, webmaster de “Misterios en la Web”, el sitio donde seguimos en tiempo real y chateando con un centenar de participantes la transmisión en vivo). La apuesta era por unas informales pizzas, y que quede constancia, como es de público conocimiento, que yo gané.
Pero, ni siquiera eso. No se trataba mínimamente de bacterias alienígenas. No. Eran bien terrestres, halladas en el lago Mono, en California. Bacterias que –quien niega lo interesante de esto- podían medrar voluptuosamente en un ambiente saturado de arsénico. Y, por extrapolación, abonaban la especulación (ahora sí, bien “académica” o sea, institucionalizada por la NASA) que entonces si podrían existir otras formas parecidas en ambientes constituídos por esos elementos, como en la luna Titán. Y por una hora larga, el panel especuló, se entusiasmó, mostró presentaciones visuales dignas de Discovery Kids y eludiò profundizar algunos aspectos que, en su pasión, se derramaron en la charla. Como el comentario de Wolfe-Simon (a quien se la vio rutilante como actriz televisiva, haciendo gala de un histrionismo un poco quizás sobreactuado) que este hallazgo podría tner implicancias útiles al combatir la polución del medio ambiente, toda vez que bacterias capaces de almorzarse el arsénico bien podían ser convencidas que lo hicieran en zonas contaminadas a pedido.
Florida y Carolina del Norte serían otras localizaciones de estas hasta hoy escurridizos seres, se siguió explicando mientras uno (yo) me preguntaba si, a la vez, este “descubrimiento” no justificaría cierta excesiva flexibilidad en las políticas ambientales, total, la Ciencia, una vez más, tenía en marcha una potencial solución…
No sé porqué, en cierto momento, se me cruzó Wikileaks por la mente. Sí, me imagino que algunos de ustedes estarán pensando que esta (frase harto manoseada, pero siempre descriptiva) “cortina de humo” de la NASA bien podría ser un subterfugio para desviar la atención de ese papelón internacional. En lo personal, no lo creo. Si nos salimos un poco del tema y reflexionamos sobre los documentos liberados por WL, debemos admitir que son de una mediocridad penosa, más propios de chusmerío barato (mis compatriotas comprenderán porqué estoy pensando en la frase “conventillo arrabalero”) que de émulos de Bond. James Bond. Si así ganan sus sueldos los modernos espías, ya pueden ir devolviéndolos…
Y si me permiten extenderme, acabo de enterarme que se insinúa que Julian Assange, el creador/propietario de Wikileaks (buscado, se dice, por una violación en Suecia) profugado, estaría escondido en… Inglaterra. A ver, no en Afganistán, en Sri Lanka, por qué no, en Argentina. No, el hombre más buscado -eso se nos dice- en este momento se habría refugiado en el corazón mismo de uno de los países más «ofendidos» por sus indiscreciones electrónicas. Es tan difícil no ceder aquí a la tentación de extenderme sobre la particular elección de Assange y la naturaleza operativa de los Illuminati en este «imperio» donde la propia Corona se subordina a la «City», una milla cuadrada financiera regida por un Lord Mayor que, cuando la Reina lo visita, es sólo pidiendo permiso previo y caminando, como manda un particular protocolo, dos pasos detrás de él… Pero mejor lo dejamos para otro artículo.
Además, convengamos que el anuncio de la NASA –sobre todo, si lo confrontamos con la publicidad previa- es de una llanura tal que no desvía nada (si, por caso, hubieran sugerido formalmente el hallazgo de vida avanzada en otro cuerpo planetario, quizás sí), así que bien cabe hacerse otras preguntas.
Por ejemplo, ésta: ¿y si se tratara de nuevas piezas del rompecabezas que nuestro amigo y webmaster Alberto “Quique” Marzo ilustró en una impecable infografía (que volvemos a reproducir aquí)?. Aquí tenemos un nuevo dato en esta campaña progresiva de concientización, que aisladamente parece poca cosa pero que, puesta en conjunto con la otra data aquí reflejada, consolida la campaña de condicionamiento que emana naturalmente de este cuadro (originalmente publicado en su blog Inquietamente )
Más aún, cuando la hipótesis ya fue ilustrada en “Science” treinta años atrás, con lo cual este hallazgo no es casual sino que es el resultado previsible de un proyecto de investigación que venía desarrollándose desde hace tiempo. Es decir, hoy sabemos que la vida no está necesariamente basada en el carbono, aún aquí, en la Tierra. Vendrá luego el “descubrimiento” que formas simples de vida existen en otros cuerpos, luego el “descubrimiento” de forma más complejas, y luego…
No está mal suponer ingenuamente que nuestros gobernantes nos están “concientizando” progresivamente por temor al “shock” cultural que esto puede provocarnos. No está mal pero, como escribí, es ingenuo. El problema, mi preocupación, es en este lento pero sostenido e incesante proceso de condicionamiento, hacia dónde se llevará lo que la masa pública debe “saber”, saber que no será tal, porque por desconocimiento de las fuentes, será sólo un “creer”.
¿Es entonces, en ese contexto, desproporcionado recordar que también en el mes de setiembre de este año 2010 diversos medios científicos difundieron la “teoría científica” que, si los dinosaurios no hubieran desaparecido durante el evento ocurrido sesenta millones de años atrás, algunas especies podrían haber evolucionado a seres bípedos, de cerebro desarrollado, quizás racionales?. Como podría haber ocurrido con el Stenonychosaurus (en la ilustración, tal como fue, tal como podría haber sido) y de aquí a reptiloides, el exterminio de los dinosaurios por obra de Inteligencias que querían liberar el “espacio vital” para que se multiplicaran los mamíferos –allá por 1980 en rueda de amigos divagué con esta idea: aún escucho las risas…- David Icke, el regreso de la serie “V” hay sólo un paso… Un paso que de hecho ya había dado Carl Sagan en 1977 (en su obra “Los Dragones del Edén”) donde jugó con esta posibilidad. Y en la excelente colección por tomos «Lo Inexplicado», de 1980, también se plantea esa posibilidad
Sí, hay mucho sobre lo que reflexionar. Si ustedes tienen la percepción que esta conferencia fue una decepción porque se enfocan en el balance anuncio-resultado, corren el riesgo de perder de vista el conjunto, la escenografía teatralizada de un montaje manipulador al que estamos peligrosamente destinados. Porque, en un punto, en éste punto, somos aún más esclavos que los esclavos romanos. Ellos sabían que lo eran. Nosotros, irresponsablemente, cambiamos nuestra laptop, compramos un nuevo celular, nos empeñamos en el plasma, agregamos horas extra de trabajo, reemplazamos sueños de vida por compromisos financieros y creemos que somos libres.